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Cuando Ernesto Fabián Maidana, de 38 años y padre de una nena de 2, tiró al aire el dinero que llevaba en la billetera, uno de los ladrones se enfureció y tras dedicarle un insulto le disparó a sangre fría en el pecho. El proyectil le ingresó al trabajador entre la axila y la tetilla derecha y quedó alojado en su cuerpo. En el acto, y en otra salida demencial, el tirador giró y abrió fuego hacia donde estaba parado el dueño.
Sólo por un acto reflejo el propietario de la estación se arrojó al piso y el proyectil le rozó el cuello. Ese plomo impactó contra un camión cisterna que estaba detrás del hombre y una de las esquirlas de la munición le dio en la nuca, lo que le provocó una herida leve. Luego los ladrones juntaron los cuatro o cinco billetes que quedaron sobre el suelo y huyeron en su moto.
Era un buen pibe. Trabajador. Muy querido. Era evangélico y visitaba
El violento hecho movilizó a los representantes de
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